sábado, 2 de agosto de 2025

Caminos de luna ajena

Sucedió, tal vez, una semilla.
Que nunca supo cuándo llegaba la primavera.
Se abría con la luna, se cerraba con el sol,
se escapaba de la lluvia,
y se regaba en alcohol.

Pasó, quizás, por viajes sin faros,
donde la luna llena guiaba,
Pero nunca arraigaba.
Barcos que pasaban,
donde ya nunca se quedaban.

Se cruzaron, tambien, maestros que te enseñan,
con cabellos de luz vieja,
que tocar el sol también se sueña.
Rosas negras en los dedos,
espinas que sangran cuando extrañas.

Guarde, incluso, cartas sin sellos,
esperando que el viento las enviara,
que guiarán sus destellos,
Con caricia de su mano susurrara.

Cuando la luna guía,
Pero no te espera.
Contemple estaciones de historia,
en idiomas inventados.
De aquel momento que siempre llegaría,
cuando el otro ya ha marchado.

Aprendí a seguir sus pasos,
como el canto entre los pozos.
De la casa de senderos olvidados.
Esperando en sus brazos,
esperando en pedazos.
Se acabaron los abrazos,
No quedaron ya ni anhelos,
ni susurros, ni esbozos.

No quedan manos para insistir,
son tiempos de relojes que no dan las horas.
Que sin norte, brújula serás,
Queda mi piel abierta para seguir.
sin mapa, resistir.
y al destino, oír decir...

Ser raíz no garantiza primavera,
Pues no toda flor merece el invierno que la entierra.

martes, 29 de julio de 2025

Desesperación...

 Hola.

No estoy bien, y no sé muy bien por dónde empezar.

Tengo 40 años, y siento que he pasado toda una vida en el infierno. No quiero otros 40 años más así.

Llevo tiempo luchando con depresión, ansiedad, pensamientos obsesivos y un cansancio emocional que no se va. Me han diagnosticado trauma complejo, que posiblemente esté ocultando otras cosas.

Además, tengo fibromialgia y acúfenos. Así que, a todo el dolor físico y mental, se suma un pitido constante en el oído que nunca se va. Me estoy volviendo loco.

Estoy en tratamiento. Voy al psicólogo y al psiquiatra. Sé que estoy haciendo lo correcto… pero sinceramente, no siento avances.

Me levanto cada día con el deseo de no hacerlo. No porque quiera hacerme daño, sino porque estoy agotado de sentirme así, sin alivio, sin sentido. Lloro, me levanto, y luego... simplemente sobrevivo.

No quiero rendirme, pero hay momentos en los que me cuesta mucho recordar por qué sigo adelante. No veo esperanza. Todo parece empeorar, los dolores aumentan, y aunque sigo cada paso, solo quiero dormir… y no despertar.

No sé si soy demasiado cobarde para tomar una decisión definitiva, o demasiado valiente por seguir luchando sin rendirme.

Mi padre, ya fallecido, solía decir que un guerrero no es quien gana todas las batallas, sino quien se levanta después de perderlas.
Es lo único sensato que dijo en su vida. Pero pienso que uno no puede estar combatiendo siempre.

No puedo rendirme. Pero tampoco quiero seguir luchando así.

Gracias por leerme.

♠Diseños♠