miércoles, 15 de septiembre de 2010

Teletransporte

Anton Zeilinger, Mister Teletransporte, se conoce por ser el mejor especialista en el tema de la transferencia de fotones a lugares lejanos basándose en las exóticas propiedades de las partículas a niveles cuánticos. Este experto y su equipo de la Universidad de Viena llevan años trabajando en este campo con resultados innovadores que, entre otros, pueden aplicarse a la codificación de mensajes totalmente resistentes a cualquier intento de descifrado. En 1997 Zeilinger fue el primero en demostrar el teletransporte cuántico en Viena, entre las dos orillas del río Danubio, y, a partir de entonces, fue aumentando el número de fotones entrelazados y la distancia cubierta. Este fenómeno se basa en que dos partículas entrelazadas, es decir, que comparten el mismo estado cuántico, mantienen su vínculo mutuo a cualquier distancia. En el 2007 Zeilinger ya demostró que es posible enviar fotones a larga distancia pero en aquella ocasión se trataba de una solitaria partícula y su compañera, que quedó esperándola en la otra orilla. En esta ocasión, han conseguido teletransportar los dos fotones a una distancia récord de 144 kilómetros, justo el tramo que existe entre la isla de La Palma y la de Tenerife. Todo ello sin ningún tipo de conexión y por el aire, como destacó el ufano profesor a los medios de comunicación.

El truco se llama "entrelazado", propiedad cuántica muy útil para estos menesteres

«Imaginen que queremos transmitir de un lugar a otro este estado cuántico de un objeto», dice Eugene S. Polzik, profesor de física de la Universidad de Aarhus (Dinamarca). «No podemos hacerlo porque no debemos mirarlo. No nos está permitido escribir sus parámetros y enviarlos por teléfono. Tenemos que hacer trucos». El truco es un extraño fenómeno de la mecánica cuántica conocido como entrelazamiento (entanglement). En condiciones cuidadosamente establecidas, dos partículas pueden entrelazarse, y los cambios en una alteran inmediatamente a la otra. Por ejemplo, los científicos pueden entrelazar dos fotones, o partículas de luz, de tal forma que los campos eléctricos oscilantes de ambos señalen en la misma dirección. Así, al medir la orientación del campo eléctrico de un fotón, se sabe cuál es la orientación del otro. Lo que confunde al sentido común es que la teoría de la mecánica cuántica establece que todas las posibilidades de orientación existen simultáneamente, y que el acto de mirar hace que las posibilidades se concentren en una única realidad. «Eso es lo que hace extraño el mundo cuántico», explica Polzik. Y lo más extraño es que la información se comunica instantáneamente al fotón entrelazado. Albert Einstein, que se sentía incómodo con este concepto, lo llamó «la espeluznante acción a distancia».

La informática cuántica se nos viene encima gracias a estos experimentos

El campo de aplicación de estos experimentos abre un panorama inimaginable con respecto a la informática cuántica y no tanto al teletransporte de objetos, que es lo primero que se nos viene a la cabeza cuando escuchamos la sugerente palabra. No resulta tarea fácil desintegrar un cuerpo y volverlo a montar unos metros mas allá, ya que en esos casos se necesitaría entrelazar las moléculas. "Solamente la información sobre los estados cuánticos de una persona, que tendrían que transmitirse para la teletransportación, llenarían una pila de Cedes de mil años-luz", calculó Zeilinger. Un año luz corresponde a unos 10 billones de kilómetros. Además, a medida que los cuerpos son más grandes en tamaño, surge un nuevo inconveniente: la decoherencia. Esto es, cualquier interacción del cuerpo a teletransportar con el medio exterior produce el fracaso del procedimiento. Sin embargo, el campo de los ordenadores cuánticos es enorme. No necesitarían cableado y sus tiempos de transferencia serían virtualmente inexistentes. El cifrado de naturaleza cuántica también ofrece unas posibilidades inmensas. Resultaría imposible descifrar un mensaje tratado con esta tecnología pues el mero hecho de intentarlo, ya desconfigura la información. Hoy día se considera imposible de desencriptar un sistema cuántico, cosa que le resulta muy apetecible a los gobiernos y sus agencias de inteligencia correspondientes. "Investigamos las posibilidades para una nueva tecnología, de la que yo -como muchos- estamos convencidos de que en algún momento remplazará a la actual tecnología de la información", terminó Zeilinger.

Cuando inventen una máquina para teletransportar dinero desde la caja fuerte de cualquier político hasta el bolsillo de mi pantalón, que avisen.

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